AQUIS QUERQUENNIS

«A CIDÁ»

LAS RELIQUIAS SUMERGIDAS DE BANDE
Ourense

Junto al río Limia, en el ayuntamiento de Bande, permanecen los geométricos restos de lo que un día fue campamento de las legiones romanas. Un verdadero tesoro arqueológico que pasa buena parte del año cubierto por las aguas de un embalse.

Vistas aéreas del yacimiento © viamagicae

En lugares como este siguen percibiéndose, dos milenios después, el orden y la disciplina de los ejércitos de Roma. No hay que olvidar que lo formaban hombres que eran enviados a luchar a los confines del mundo y que, tras marchas de treinta kilómetros cargados como mulas y en alerta constante, debían levantar un campamento de la nada, con su foso y su empalizada, para abandonarlo al día siguiente.

 

Sin embargo, las legiones también erigieron asentamientos permanentes desde los que controlar territorios y proteger las vías del imperio. El de Aquis Querquennis fue uno de ellos. Alojaba a varios cientos de legionarios en un recinto rectangular cuyo espacio estaba perfectamente dividido y definido: murallas con sus torres y puertas, barracones para la tropa, un hospital, graneros, canalizaciones y todo lo indispensable para cuidar a unos soldados que Roma necesitaba mantener vivos y sanos el mayor tiempo posible. Se ha especulado acerca de la unidad concreta que ocupó el complejo, y algunas teorías apuntan a una de las cohortes de la Legio VII Gemina, aquella que acabó dando nombre a la ciudad de León.

Vistas aéreas del yacimiento parcialmente sumergido © viamagicae

También parece probable que este campamento, hecho en la segunda mitad del siglo I, tuviese estrecha relación con las obras de la Vía XVIII, o Vía Nova, una calzada que conectaba Bracara (Braga) con Asturica (Astorga) y resultaba clave para la comunicación y el dominio de una región que tantos disgustos había dado a Roma. Eran trescientos los kilómetros recorridos por la vía, y de ella se sabe que contaba con una decena de ‘mansiones viarias’ a lo largo del recorrido. En Aquis Querquennis, a pocos metros del campamento militar, se encuentran las ruinas de una de esas posadas que daban servicio a quienes transitaban por la calzada imperial. En sus restos se aprecian espacios para hospedar a los viajeros, establos para los caballos, un pozo e incluso un horno para cocer pan.

Vista aérea del yacimiento parcialmente sumergido [1] © viamagicae

No parece casual la presencia de aguas termales en el mismo lugar. Sin duda fueron aprovechadas por los romanos, y la mitad del topónimo Aquis Querquennis se debería precisamente a esas aguas. La otra mitad quizá hace referencia al roble (‘querqus’) de la zona.

Según se cree, la historia del campamento militar fue la primera en terminarse. En el siglo II debió de quedar abandonado el recinto, mientras la mansión viaria se mantuvo en funcionamiento unos cuantos decenios más. Durante la tercera década del siglo XX, eruditos como Risco, Otero Pedrayo y López Cuevillas se interesaron por los impactantes restos arqueológicos, y el último de ellos se encargaría de las primeras excavaciones en Aquis Querquennis. Luego vinieron la guerra, la posguerra y la construcción de un embalse que, en 1949, afectó dramáticamente al yacimiento.

Desde entonces, las ruinas milenarias viven sumergidas unos cuantos meses al año. Hay que esperar a que el agua se retire para ver lo que, en cualquier caso, sigue siendo un deslumbrante pedazo de nuestra historia antigua.

Campamento romano, puerta de acceso © viamagicae

Vista aérea del campamento romano © viamagicae

Campamento romano, barracones militares © viamagicae

Puerta del campamento romano © viamagicae

Panel informativo © viamagicae

Termas romanas © viamagicae

Alrededores del campamento © viamagicae

Santa Comba de Bande, templo visigodo © viamagicae