Desde que el baluarte se convirtió en suntuoso parador turístico, en la década de los setenta, se han sucedido los testimonios de empleados y huéspedes que aseguran haber visto un alma en pena, notado una presencia espectral o advertido fenómenos de difícil explicación. La habitación 712, supuesto cobijo del fantasma, dejó de ser ofrecida a los visitantes y solo se utiliza cuando algún cliente, atraído por el fenómeno, pide expresamente pasar la noche en ella.
Entre la inmensa montaña salada, el aura mágica del castillo y la belleza de la colegiata se puede consumir buena parte del tiempo de quien se acerque a Cardona. Pero también hay que recorrer su centro histórico, que creció al abrigo de las dos moles y esconde tesoros como el templo gótico de San Miguel. A una prudencial distancia de esa zona, que fue de prósperos mercaderes medievales, se encuentra la Torre del Verdugo.
El encargado de ejecutar las condenas era un apestado; un personaje tan rechazado socialmente que debía vivir fuera de las murallas. Su antigua casa no está lejos de la Puerta de Graells, en cuyas torres, al parecer, llegó a colgarse una jaula de hierro que contenía los despojos de los ejecutados.