Se desconoce si el nombre del municipio tiene su origen en algún remoto castillo, o fue la similitud de la mole basáltica con una inmensa fortaleza lo que acabó generando el topónimo. Lo que resulta indiscutible es el atractivo visual de un enclave que, además, guarda algunas historias peculiares entre sus rincones. Es el caso de la torre del reloj en la plaza de Sant Roc, una construcción que fue prometida al pueblo por un aspirante a diputado hace cosa de un siglo. El candidato resultó elegido y cumplió su promesa pocos años después. Pero mucho más inusual que esa colorida torre es el museo que existe en Castellfollit dedicado a la Guerra de Vietnam, una referencia en la materia a nivel europeo que, seguramente, nadie esperaría encontrar en un lugar como este.
Castellfollit de la Roca no solo está a tiro de piedra del paisaje volcánico más espectacular de la península. También participa de las tradiciones y leyendas de la comarca prepirenaica de la Garrotxa, y es una de ellas la que advierte contra la Pesanta. Se dice que este ser negro y peludo es capaz de colarse por rendijas y agujeros, y que por las noches entra en las casas para sentarse sobre el pecho los que duermen y provocarles terribles pesadillas. De día, la Pesanta se oculta en las iglesias abandonadas y en los cráteres de los volcanes. Pero hay una precaución que podemos tomar cuando visitemos esta zona: dejar semillas de mijo en la ventana o delante de la puerta. La criatura querrá recogerlas, pero como tiene las manos agujeradas pasará toda la noche intentándolo y nos dejará dormir en paz.