RUTA DEL FLYSCH

PLAYAS LUNARES
Guipuzkoa

Un tramo de la costa guipuzcoana que impresiona tanto a los geólogos como a los encargados de localizar escenarios para el cine y la televisión. Así es la Ruta del Flysch, una espectacular sucesión de playas y acantilados caracterizada por esa singularidad natural que se ha bautizado en idioma alemán.

Acantilados en la playa de Sakoneta © viamagicae

La escala de las edades geológicas de la Tierra siempre nos resulta algo ajena, con sus referencias de cientos de millones de años. Pero nos cuesta muy poco maravillarnos con algunos de sus efectos; sobre todo cuando resultan tan llamativos como el flysch, un fenómeno de sedimentación y erosión de materiales de distinta dureza que forma un alucinante paisaje rocoso dispuesto ‘en capas’.

 

Pero la ruta, la quincena de kilómetros que separa las localidades costeras de Zumaia y Deba, también cuenta con otras bellezas, y los caseríos y el verde de los prados cantábricos se alternan con las crestas de piedra y las paredes de acantilados a cuyos pies rompen las olas. Tanta es la fuerza de este trozo de litoral que no podía pasar desapercibida para quienes hacen películas y series, siempre deseosos de dar con lugares impactantes.

Vistas de los acantilados en las calas próximas a Deba © viamagicae

Y por supuesto, no pasó. Los responsables de ‘Ocho apellidos vascos’ escogieron para una de sus escenas la ermita de San Telmo de Zumaia, un pequeño santuario de sabor marinero que ocupa la cima del precipicio sobre la playa de Itzurun. Los creadores de ‘Juego de tronos’, por su parte, aprovecharon estas estremecedoras vistas y estas moles de roca surcadas de estratos en el rodaje de algunos episodios de la serie, lo que, como era previsible, ha aumentado notablemente las visitas a la zona.

El sendero que recorre todos esos espacios avanza pegado al mar y salva abruptos desniveles hasta llegar a otro de los enclaves que hay que marcar con una equis en el mapa: encajada entre dos cabos está la playa de Sakoneta, con su inmensa rasa mareal. Como es probable que nunca hayas oído la expresión, te diremos que se trata de una de las manifestaciones del flysch, y que consiste en una plataforma de roca que queda al descubierto con la marea baja y en la que se han desgastado más los materiales de mayor blandura.

Acantilados en la playa de Sakoneta [1] © viamagicae

Quizá así dicho no parezca nada muy extraordinario, pero hay que verse en el entorno de Sakoneta, cuyos acantilados han ido retrocediendo a medida que eran devorados por el mar, para quedar hipnotizados por un paraje entre lo grandioso y lo pesadillesco. Los filos de la rasa emergiendo en trayectorias paralelas hacen que caminar sobre la formación no resulte fácil, aunque sí posible. Una posibilidad que probablemente no tendrás si olvidas comprobar los horarios de mareas antes de acercarte a la playa.

A las poblaciones de Zumaia y Deba se une Mutriku, a poca distancia de la segunda. En ellas se combinan la antigua tradición ballenera con el recuerdo del distinguido turismo que visitó estas costas allá por el siglo XIX. También, naturalmente, con los pucheros vascos y el gusto por el buen comer. Una buena forma de aterrizar tras haber pisado algunos escenarios de apariencia más bien extraterrestre.

Acantilados en la playa de Sakoneta [2] © viamagicae

Acantilados en la playa de Sakoneta [3] © viamagicae

Porción de Flysch descubierta en la cala Sakoneta © viamagicae

Porción de Flysch descubierta en la playa Sakoneta [1] © viamagicae

Porción de Flysch descubierta en la playa Sakoneta [2] © viamagicae

Flysch en la playa de Sakoneta  © viamagicae

Flysch en la playa de Sakoneta [1] © viamagicae

Flysch en la playa de Sakoneta [2] © viamagicae

Flysch en la playa de Sakoneta [3] © viamagicae

Flysch en la playa de Sakoneta [4] © viamagicae

Flysch en la playa de Sakoneta [5] © viamagicae

Ermita de San Telmo, Zumaia © viamagicae