LAGUARDIA

LA VIEJA PUERTA DE NAVARRA
Álava

La que llaman Rioja alavesa ha caminado por los siglos tan vinculada al vino como a la batalla. Junto a las huellas de ambas cosas, Laguardia esconde un tesoro artístico de los tiempos del gótico.

Pórtico de Santa María de los Reyes © viamagicae

La historia le tenía reservado a Laguardia un papel guerrero. Por su ubicación fronteriza y por crecer alrededor de un castillo que Sancho Abarca, rey de Navarra, levantó allá por el siglo X. Esperaban cientos de años de luchas y refriegas, primero contra el poder islámico y después contra el vecino reino de Castilla, así que incluso el trazado de la población se dispuso pensando en una mejor defensa.

Aquella fortaleza sobrevivió a multitud de disparates bélicos, pero no a los criterios urbanísticos del siglo XIX que fueron los que, finalmente, decidieron su derribo. Laguardia se quedó entonces sin el castillo que había cobijado a varios monarcas, pero mantuvo parte de un viejo perímetro fortificado en cuyos muros se abrían las cuatro puertas que daban acceso a la ciudad. Durante los tiempos belicosos, la defensa de la muralla se había organizado en varios grupos de habitantes, cada uno de los cuales respondía de un tramo de baluarte y estaba, a su vez, bajo la protección de un santo concreto. Pero el amparo espiritual a toda la villa lo prestaba el templo de Santa María de los Reyes.

Virgen en el parteluz © viamagicae

Se había empezado esa iglesia a finales del siglo XII, según la forma de hacer románica, y su construcción llevó tanto tiempo que terminaría aglutinando tendencias y piedras de diferentes períodos artísticos. De todos los trabajos de artistas y constructores, ninguno le ha dado más fama a Santa María que la majestuosa portada gótica realizada doscientos años después del comienzo de las obras.

Las cinco arquivoltas del pórtico están ocupadas por ángeles, santos, reyes y profetas; su tímpano, por escenas del evangelio; y su parteluz, por la figura de la Virgen, a la que se dedica el templo. Parte de la espectacularidad del conjunto se debe a los vivos colores que cubren las esculturas desde, aproximadamente, 1700, y que han podido resistir estos tres siglos al quedar al abrigo de la intemperie.

Muy próxima al templo, pero separada de él, se encuentra la que llaman torre abacial, una gran atalaya nacida también en tiempos románicos y que quizá llego a formar parte de un monasterio. Aunque su aspecto, como casi todo en la ciudad medieval, haga pensar en la guerra.

Tímpano del Pórtico © viamagicae

Los Reyes Magos © viamagicae

Muy próxima al templo, pero separada de él, se encuentra la que llaman torre abacial, una gran atalaya nacida también en tiempos románicos y que quizá llego a formar parte de un monasterio. Aunque su aspecto, como casi todo en la ciudad medieval, haga pensar en la guerra.

Sin embargo, los tiempos pacíficos acabaron llegando a Laguardia cuando los Reyes Católicos acumularon todo el poder y las peloteras entre señores, tan frecuentes hasta ese momento, dejaron de producirse. Los del lugar decidieron entonces dedicar sus esfuerzos al comercio del vino y perforaron el subsuelo de la villa con galerías y corredores que servían de bodegas. Así llegó a formarse una red subterránea por la que, según se dice, podrían recorrerse las entrañas del pueblo entero.

Puerta de los Abuelos (Virgen María y el Arcángel), iglesia de San Juan Bautista © viamagicae

Casa Garcetas © viamagicae

Laguardia «mejor municipio etnoturístico de España»  © viamagicae