Ribeira Sacra
Las orillas eternas
Lugo-Ourense
Cada era ha dejado su rastro en la Ribeira Sacra: la de los dioses, la de los castros, la de Roma, la de los eremitas y la de los monasterios.
Parece que el topónimo ‘Ribeira Sacra’ se debe, en realidad, a un error de transcripción, y que el antiguo nombre de la zona venía a significar ‘Robleda Sagrada’. Algo que encaja con los bosques que aún hoy cubren las orillas del Sil y del Miño y con la veneración que, según se dice, sentían por el roble los viejos pobladores prerromanos.
Mirador de Pena do Castelo © viamagicae
Aquel aliento simbólico se mantuvo de una u otra forma a través de los siglos. Roma cubrió de bancales y viñas estas pendientes, y exprimió sus uvas para producir un vino que era reclamado por los mismos césares. Después, cuando las águilas imperiales abandonaron Galicia, la región acogió a hombres santos que venían a mortificarse y consumirse en esta exuberante naturaleza. Aquellos anacoretas acabaron juntándose en pequeños grupos y fundando primitivos cenobios como San Pedro de Rocas, y más tarde empezaron a brotar iglesias y monasterios románicos que, salpicados por toda la ribera, le añadieron cierto aspecto de ensoñación.
Mirador de Pena do Castelo [2] © viamagicae
Pero hay mucho más dentro de la pequeña e histórica villa de Urueña. Por ejemplo, la iglesia renacentista de Santa María del Azogue, que en realidad es el último de varios templos levantados a lo largo de los siglos en un mismo lugar. Tan atrás se remontan las primeras construcciones que parece probable que bajo ese suelo esté la cripta en la que eran enterrados los caballeros de la antiquísima orden militar de Calatrava.
Todo ese pasado y toda esa atmósfera retenida en su casco urbano hacen de este pueblo un lugar inspirador; un lugar que estaba llamado a convertirse en Villa del libro, la primera de España, y a proteger con sus murallas una decena de librerías especializadas (en cine, en caligrafías, en arte, en vinos, en libros descatalogados) para felicidad de los amantes de la letra impresa.
Mirador de Pena do Castelo [3] © viamagicae
Algunas historias más humildes y más reales también han tenido lugar aquí, y fue una de ellas la que dio nombre a los Balcones de Madrid, cerca de Parada de Sil. Varios de los vecinos del lugar, acuciados por la necesidad, solían pasar largas temporadas en la capital ganándose la vida como barquilleros. El día de su marcha, sus familias acudían al impresionante mirador para ver cómo cruzaban el río en barca y subían por la otra orilla hacia Monforte de Lemos, donde les esperaba el tren. Es difícil, tratándose de la Ribeira Sacra, recomendar unos sitios sobre otros o decidir entre las tumbas de Barxacova y las pinturas de Santa María de Nogueira. Recorrer todos los senderos, entrar en todas las ermitas y subirse a todas las rocas parece, en realidad, la única solución.
Mirador de Soutochao © viamagicae
Cabo do Mundo (O Saviñao) © viamagicae
Catamarán en los cañones del Sil © viamagicae
Belesar (Chantada) © viamagicae
Catamarán en los cañones del Sil [2] © viamagicae
Cañones del Sil © viamagicae
Cañones del Sil [2]
Vistas de la Ribeira Sacra © viamagicae
Vistas de la Ribeira Sacra [2] © viamagicae
Necrópolis medieval de San Vitor de Barxacova ( Parada de Sil) © viamagicae
Pasarela río Mao © viamagicae
Igrexa de Santa María de Pesqueiras (Chantada) © viamagicae
Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Miño (O Saviñao) © viamagicae
iglesia de San Martiño da Cova (O Saviñao) © viamagicae
Monasterio de Santa Cristina De Ribas de Sil, San Pedro de Rocas y Monasterio de santo Estevo (Ourense) © viamagicae
Vendimia tradicional (Chantada) © viamagicae
Vendimia en Belesar (Chantada) © viamagicae