UJUÉ

EL TEMPLO QUE SE CONVIRTIÓ EN FORTÍN
Navarra

Largos enfrentamientos entre cristianos y musulmanes, una antigua leyenda y un rey obsesionado con cierta imagen de la Virgen: de todo ello es resultado el impactante santuario-fortaleza de este pueblo navarro.

Vista de Ujué © viamagicae

La estampa de Ujué, en lo alto de una colina en las sierras navarras, resulta inconfundible: un colosal monumento guerrero con casas arracimadas a su alrededor formando una población medieval que se agarra a la pendiente de la montaña.

Un relato histórico y otro legendario explican los orígenes de semejante villa. El primero habla de un bastión cristiano erigido por el rey de Navarra para hacer frente al poderío musulmán. El segundo, de un pastor que, intrigado por el insistente revoloteo de una paloma en torno al hueco de una roca, trepó hasta el lugar y descubrió allí una imagen de la Virgen. Quizá esta última historia no fuera el germen de la población, pero sí lo fue de su nombre, pues ‘uxua’ significa ‘paloma’ en lengua vasca.

Iglesia – fortaleza de Santa María © viamagicae

Lo que viene después es un recorrido por los siglos relativamente común durante la Reconquista: una iglesia que se levanta, una plaza amurallada que resiste como puede las sacudidas bélicas, y una cierta calma que va llegando a medida que la guerra se aleja hacia el sur. Pero la iglesia de esta villa tiene muy poco de común.

De origen románico, su aspecto fue mutando al de imponente fortaleza a medida que Carlos II el Malo le añadía torres almenadas, pasos de ronda y otros elementos defensivos. El monarca también demolió las viejas naves románicas e hizo levantar una gótica en su lugar, ansioso como estaba por darle al santuario todo el esplendor posible.

Vista aérea de Santa María, portada norte © viamagicae

La devoción del Malo por este lugar fue tan intensa que su corazón, tal como dejó dispuesto, descansa en el ábside central; justo al lado de la espléndida talla románica de Santa María de Ujué que el mismo rey ordenó revestir de plata.

Aquel soberano también quiso dar a Ujué una universidad, y aunque no lo consiguió, sí logró hacer de su templo un monumento de rara grandeza y espacios realmente inusuales como los que forman los pasos de ronda con los pórticos. Es, precisamente, la portada sur otra de las maravillas del santuario fortificado; una obra cimera del gótico navarro en la que, según se dice, podría estar representado el propio rey, de rodillas al lado de la Virgen.

Capiteles © viamagicae

Ujué tiene hoy la décima parte de los habitantes con los que contaba hace un siglo, pero mantiene sus callejuelas empedradas y los orgullosos blasones de sus tiempos de gloria. Mantiene también su construcción señera y podría no haber sido así: cuando Castilla conquistó Navarra, allá por el siglo XVI, el cardenal Cisneros ordenó echar abajo la fortaleza, pero su orden jamás fue ejecutada.

Arcos apuntados © viamagicae