Sancti Spiritus el Real recibe muchos menos visitantes que la colegiata de Santa María, lo que seguramente no hace justicia a su enorme interés. Desde su misma concepción estuvo vinculado a damas nobles, pues fue Teresa Gil, una aristócrata de origen portugués, quien dispuso en su testamento la fundación del monasterio. Cuando finalmente se levantó el edificio, durante la primera mitad del siglo XIV, los restos de su fundadora fueron trasladados allí.
El de Teresa es uno de los tres sepulcros que hoy acoge el coro de la iglesia. Los otros dos pertenecen a Leonor de Castilla, que fue priora y reformadora del convento original, y Beatriz de Portugal, quien pasó buena parte de su vida luchando por hacer valer sus derechos a la corona portuguesa y acabó retirada en Toro, alejada de los ambientes cortesanos. Murió alrededor de 1420, y su gótica sepultura de alabastro es quizá la obra más sobresaliente de todo el conjunto monacal de Santci Spiritus. Lo que no es decir poco.